Que silencio los domingos de mañana, el Paraguay entero duerme. Solo se escuchan los pájaros, el sonido del cooler de la computadora, y el viento. Cada un tiempito se escucha un auto pasar, hoy es un día para descansar.
Me levanto temprano, me baño, ordeno mis cosas. Reviso mis notificaciones del celular, no hay nada, prácticamente no hay mensajes de whatsapp ni siquiera en los grupos. Es fin de mes y toca hacer las cuentas del banco.
Amaneci descansado por más que no dormí horas de más, mi mente está clara, y me permite escribir, pensar, organizar. Fluyen las ideas, pero quedan ahí, no hay acción. La mente clara también significa que no hay preocupaciones, que no hay ansiedad por terminar o entregar algo el lunes, no hay objetivos ni tareas.
Todavía queda un montón de este día, que pareciera que no va a pasar. No se siente correr el reloj, todo está parado, como si yo fuera la única persona viva en este momento. Parece que le estoy ganando al tiempo, que me estoy adelantando, que estoy viviendo más. Me gusta esa sensación, y me da tranquilidad, no siento apuro, pues estoy adelantado.
De poco se va escuchando que mi familia se empieza a movilizar, mi papá si ya está despierto y mi hermana también, pero cada uno, al igual que yo, aprovechando el silencio de la mañana.
No soy una persona nocturna, pero imagino que esta sensación es la misma que ya entrada la noche, de madrugada. Sin embargo, cuesta en ese momento tener una mente clara, después de un día largo, los sentidos y la mente ya están cansados.
El disfrutar de las mañanas es una experiencia que estoy aprendiendo a vivir y disfrutar. Disfrutar de las pequeñas cosas, del silencio, de los sonidos, del lento movimiento.
No es temprano, son las 10 de la mañana, como estoy despierto desde las 8.30, a estas alturas mis ojos y mi mente ya están totalmente activas. El baño caliente en este fresco domingo ayudó a esta sensación de bienestar. No tengo frío ni calor. El clima es ideal.
Como todos los domingos, toca hacer asado, por lo que dentro de unos minutos más, empezará la movilización para mover y limpiar la parrilla, y empezar el ritual mañanero.
Quizás, algo que también ayude a todo esto sería ir a la misa temprano, a modo de entrar en meditación. Quizás es lo que tengo que aplicar para el próximo domingo. Me imagino una misa dominical pequeña, sencilla, de pocas personas y de un encuentro profundo con Dios.
Ahora que pienso, es el segundo domingo en el que empiezo a escribir, quizás esto también sea parte del ritual dominguero, escribir.
El desafío de escribir lo estoy procurando ya hace un par de meses en Girolabs, pero este espacio que encontré creo que es el ideal, ideal para que fluyan las ideas.
Además creo que este puede ser un espacio de reflexión de todo lo que pasó en la semana y de organización para lo que vaya a venir. No debería ser muy largo, debería tomarme 15 a 20 minutos hacerlo. Puede ser un tiempo de ir actualizando mi horario espiritual.
Para que esto suceda, debería prepararme, y por sobre todo organizarme. Ayer, si bien estuve temprano en la cama, recién dormí a las 1.30am, osea no es una cuestión de dormir mucho, es la sensación de cuando dormiste bien, de cuando descansaste todo. Quizás el ritual nocturno para prepararse para dormir debería también ser estudiado en profundidad y encontrar esos patrones.
Llegó las 10.30 de la mañana y se empieza a despertar la casa. Seba, otro de mis hermanos, ya se levantó y me habló de trabajo, Francis, mi novia, me llamó a decir hola, poco a poco, el mundo empieza a correr a la normalidad, me gusto haber aprovechado este momento nuevo y extra que acabo de descubrir.
Muchos planes y muchas ideas, ahora estoy feliz, trataré de mantenerlo y de revisarlo de nuevo el próximo domingo. Empieza el experimento ¨Domingos de mañana¨